Este es el blog de una simple chica de 18 años... lo que hay en mi mente... lo que no me atrevo a decir... lo que digo todo el tiempo... lo que me mueve... lo que amo... lo que odio... lo que pienso... lo que imagino... lo que deseo...


No he escrito en mi blog desde hace unos días... no he tenido tiempo... pero hoy es sábado y qué más da desvelarse haciendo la tarea que dejaste para el final...
En realidad no tengo mucho de que hablar... la verdad si tengo de qué hablar, pero no lo publicaré... para eso son los amigos...
Bueno pues sin más preámbulo, los dejo con una fotito que tomé... de una pequeña velita...
Esa pequeña luz me recuerda [adivinen qué] una bonita canción de Keane...

HAMBURG SONG

I don't wanna be adored
Don't wanna be first in line
Or make myself heard

I'd like to bring a little light
To shine a light on your life
To make you feel loved

No, don't wanna be the only one you know
I wanna be the place you call home

I lay myself down
To make it so,
but you don't want to know
I give much more
Than I'd ever ask for

Will you see me in the end
Or is it just a waste of time
Trying to be your friend

Just shine, shine, shine
Shine a little light
Shine a light on my life
Warm me up again

Fool, I wonder if you know yourself at all
You know that it could be so simple

I lay myself down
To make it so,
but you don't want to know
You take much more
Than I'd ever ask for

Say a word or two to brighten my day
Do you think that you could see your way

To lay yourself down
And make it so,
but you don't want to know
You take much more
Than I'd ever ask for

Taruuuuuuu


Weno weno ia que mi cuñis me prometió una dedicatoria en su Fotolog, pues decidí ganarle io!

He aquí:


Señora Hakala... hmmmm... pues en realidad no tengo nada nuevo que decirle... pero lo que cuenta es la intención no???

Ya vámonos a Finlandia!!!!!

La quiero mucho!!!!!
[Y un pequeño y rápido dibujín dedicado a usted]

[parte 2]


No esperaba menos del momento en que tocaran el tercer sencillo de Under the iron sea: “Nothing in my way”. Incesantes ovaciones y cada alma presente entonando la rítmica melodía. Cada nota, cada letra, cada palabra y cada frase, cada línea y cada estrofa hacían vibrar a todo ser presente, emocionándolo hasta los huesos.

Es imprescindible mencionar la primera canción para llorar. “We Might As Well Be Strangers” conmovió hasta el corazón más duro y nos hizo derramar una que otra lágrima. Siempre he dicho que hay canciones, que es mejor escucharlas con un silencio exterior, esconder tus oídos bajo la oscuridad, para que ninguna nota o acorde se escape, entonces dejar que pasen sus minutos, que cuente su historia, entenderla, meditarla y finalmente terminar llorando ante ella. Este es uno de esos casos, y parece que todos estábamos en sincronía.

Después vino una más del Hopes And Fears: “Bend & Break”, precediendo a otro emotivo instante, en el que Tom Chaplin, maravillosamente en conexión con su público, sacó una bandera de México, la colocó sobre su órgano eléctrico y se sentó frente a él para interpretar la conmovedoramente hermosa “Try Again”.

Inesperadamente, Tom se levantó y colgó de su hombro una guitarra acústica e invitó a Tim y Richard a colocarse en el borde del escenario para interpretar “You Eyes Open” en una versión totalmente ‘unplugged’. Luego de esta maravillosa sorpresa, Tim y Richard volvieron a sus sitios para dejar al vocalista solo, frente a su teclado y a más de diez mil personas que no dejaban de gritar de emoción. Tom sólo calló por casi dos minutos, sonriendo; y cuando finalmente las ovaciones disminuyeron lo suficiente para que pudiésemos escucharlo, dijo, con su grave y tierna voz:




"We’ve been playing all around the World, and you are the
most noising public we have! You make me feel alive and excited, and we’re
soooohappy for being here"



Otra avalancha de gritos corrió por todo el lugar, hasta que Tom habló de nuevo para presentar la siguiente canción: “This is a song about shining a Light”, dijo, y pidió que todos encendiéramos nuestros celulares.

Iluminado por una luz que parecía provenir de alguna lejana región de la bóveda celeste, interpretó la bella “Hamburg Song”, que a mi parecer, es el más claro y puro ejemplo que comprueba el gran tesoro vocal que posee el grupo.

Un silencio total se apoderó de la audiencia y un extraordinario halo de luz cubrió el auditorio: una profunda oscuridad, sutilmente interrumpida por hermosos puntos de luz blanca que se movían de un lado a otro bailando al suave ritmo de la melodía; así, dentro de tal perfección se escuchó una parte de uno de sus B-Sides: “Fly to me” a capella, que fue ingeniosamente intercalada entre las notas de “Hamburg Song”.

Después de minutos tan melancólicos, era necesario algo que nos volviera a la realidad; momento perfecto para una canción como “Leaving So Soon?”, que fue coreada por Tim y Richard. Enseguida, vino otro de los sencillos de su álbum debut. “This is the Last Time” unió a las diez mil almas en una sola, que entonaba la triste letra de la canción.

El trío británico había preparado un obsequio especial para la Ciudad de México: Un poema tradicional inglés narrado por Tom Chaplin, que subtitularon en español, mientras en las pantallas gigantes se proyectaba un video con impresionantes imágenes de la Segunda Guerra Mundial. Todo esto para compartir parte de la inspiración que ayudó a crear otra bella canción de “Under the iron sea”, su cuarto sencillo titulado “A Bad Dream”.

Posiblemente el momento más esperado por los fans llegó. Casi adivinando el pensamiento de Tom cuando dijo


“I want to every single part of this place help me to sing. If you don’t know
the song, if you don’t know the melody, it doesn’t matter, just take a deep
breath and sing with me!”

toda persona levantó su globo y con gran fuerza cantó el sencillo más famoso del grupo: “Somewhere Only We Know”, que desde el 2004 dió ese toque característico que los distingue de otros grupos brit pop como Travis y Coldplay. Fue un momento espectacular, cuando las luces iluminaban el opuesto del escenario, podía verse en las pantallas un intenso tono azul cubriendo cada centímetro del lugar. En el rostro de los chicos se notaba la sorpresa y la emoción que causó en sus entrañas esta sencilla muestra de cariño mexicano. “Come on Mexico!” se escuchó gritar a Tom mientras dirigía el micrófono hacia el público, permitiéndonos cantar todo el último coro. “One more time!”, dijo, mientras descendía la velocidad de la música, para hacernos casi gritar el último “Somewhere Only We Know”.

Todo parecía llegar a su fin. Pero la excitación continuó con su primer sencillo del segundo álbum: “Is It Any Wonder?”, que vino acompañado de la mejor parte de su impresionante espectáculo de luces que parpadeaban al ritmo de la música, llenando el lugar de una colorida magia.

Entre un asombroso estruendo producto de los aplausos y gritos del público, el grupo se despidió por primera vez cuando Tom gritó:


“Finishing our tour in Mexico City it’s so special and nothing could be better!
Thank you so much people of Mexico!”

Como era de esperarse, todos comenzamos a aplaudir y a gritar a una voz “¡Keane Keane Keane Keane!” pidiendo que salieran de nuevo al escenario.

Nuestras súplicas fueron escuchadas por el grupo, que emocionado salió de nuevo para interpretar “Atlantic”, una canción de un acceso menos inmediato, con una mayor dosis de efectos atmosféricos; mientras Tim tocaba la introducción y Tom acomodaba su micrófono, Richard aprovechó para tomar fotografías del público eufórico. El extraño vaivén de la voz de Tom fue perfectamente combinado con la fabulosa progresión de notas del piano de Tim, el efecto en ‘cámara lenta’ que daba Richard en la batería y una escalofriante proyección de un gran ojo con filtro rojo y pupila azul que se abría y cerraba al ritmo de la canción.

Todo parecía indicar que cerrarían el concierto con la siguiente canción; y pudimos de nuevo saltar en nuestro lugar con “Crystal Ball” y su efecto de guitarra eléctrica, casi nunca utilizado por el grupo de puro piano rock.

Pero faltaba la última sorpresa: “Bedshaped”. La onceava canción de “Hopes and Fears”; que capta las características esenciales de Keane; melancólica y sobrecargada de un aire de tristeza, de un enorme placer melódico en cada línea casi susurrada por Tom.


-Gracias Mexico!- gritó Tom con su agradable acento
inglés- ¡Hasta la luego!

El concierto llegó a su fin. Y los sentimientos se encontraban al máximo. Por un lado la adrenalina y emoción de presenciar tal perfección; por otro, la enorme tristeza y vacío que me invadieron al pensar en la eternidad que tendré que esperar para verlos de nuevo.

En conclusión: No hay otro grupo que logre un sonido así. Keane es igual de hermoso en vivo que en el estudio.

¿Una frase que resuma esa noche?

Más de tres horas de pura belleza pop.